El sufrimiento de los evacuados funcionó como acicate para Carmen Fernández. “(El lunes) estábamos con mi marido viendo el informativo, y nos dijimos que teníamos que hacer algo. Llamé a mis hermanos y cuñados, y se prendieron en el acto”, contó a LA GACETA. Llenaron tres cajas grandes de pan casero, y salieron ayer hacia La Madrid. Querían llegar bien tempranito, para darles el desayuno a los evacuados, que se ubican a la vera de la ruta N° 157. Pero otros tucumanos solidarios les habían ganado de mano. “Tantos estaban colaborando que ya la gente había desayunado”, explicó. Pero haber madrugado no resultó en vano. “Ahí nomás nos pusimos a cocinar; ya teníamos casi todo preparado, así que a las 12 y pico ya estaba la comida, y mis hermanos y cuñados se fueron a repartirla”, dijo. Carmen no sabía decir cuántas porciones de guiso de arroz le habían salido, pero cocinó dos ollas enteras. “Me hace muy feliz poder ayudar a los demás; que Dios me permita hacerlo. Me hace feliz que la gente reciba ese plato de comida. Sé que no es mucho, pero uno intenta ayudar como uno puede”, dijo. ¿Y cómo cree que se siente quien recibe esa ayuda?, le preguntó LA GACETA. “Pienso que les debe hacer bien saber que realmente alguien se interesa por ellos. Yo lo pasé, vivo en el barrio Miguel Lillo, cerca del canal Sur. Hace 20 años que me inundo; y es muy triste. Entonces, es lindo saber que alguien se preocupa por lo que les está pasando”, indicó.
Y si uno se guía de las palabras de Verónica Sánchez, una vecina evacuada, debe concluir en que sí es lindo. “Estamos psicológicamente mal; por eso quiero agradecer al Gobierno; pero, sobre todo, a la gente que nos está dando una mano para que no pasemos hambre o sed. Nos contienen, desde el primer momento. Su abrazo es el de un amigo, que te da una mano sin conocerte. Entre tanta desgracia, un plato de comida caliente”, dijo.